Juan Carlos Valerón: De niño siempre quiso jugar al fútbol. En 1994 el mago de Arguineguín debuta en Segunda B con la Unión Deportiva Las Palmas. Luego pasa a formar parte de los equipos Mallorca y Atlético de Madrid hasta que se consolida como jugador profesional en el Real Club Deportivo de La Coruña, equipo que disfrutará de la maestría del jugador durante trece temporadas. Ahora, de nuevo en casa, sigue emocionándonos cada vez que sale al terreno de juego.{itpshare}
“Que seamos mejores personas y la convivencia también lo sea, ayudándonos unos a otros y mirando por los demás, sobre todo por los que más lo necesitan…”
Jugar a la pelota puede llegar a ser mucho más que practicar deporte, incluso una forma de vida, una herramienta de aprendizaje, un ejemplo de superación, de compromiso, de fe, de coraje… Muestra de ello es uno de nuestros máximos exponentes de marca personal en Canarias dentro y fuera del terreno de juego, el número 21 en la camisa de la Unión Deportiva Las Palmas, el número uno para la afición, nuestro admirado jugador Juan Carlos Valerón.
Un chico de Arguineguín noble y sincero que solo quería jugar al fútbol, cuya premisa siempre fue ayudar y respetar a los demás, valores que le inculcaron sus padres a él y a sus cinco hermanos desde muy pequeños.
“De niño siempre me gustó jugar al fútbol como a cualquier niño, esa es la realidad… Nunca imaginas que puedas llegar a ser jugador profesional. Entonces no me lo planteaba ni tenía la sensación de que eso podía pasar. Siempre jugué en el equipo de mi pueblo y disfrutaba de ello pero cuando en la etapa juvenil di el paso y entré a formar parte de la Unión Deportiva, sentí que se abría una oportunidad de jugar al fútbol de manera profesional, la meta podía estar más cerca” expresa el futbolista.
Juan Carlos Valerón debuta en Segunda B en 1994 con la Unión Deportiva Las Palmas. Poco después da el salto a la élite nacional con su fichaje por el Mallorca y su posterior traspaso al Atlético de Madrid. Si bien en ambos casos el flaco dejó una impronta imborrable, el culmen de su carrera aún estaba por llegar en las filas del Real Club Deportivo de La Coruña, equipo con el que permanece trece temporadas, ganando dos Supercopas y una copa del Rey. En este período también se prodiga en numerosas apariciones con la selección española y participa en primera persona ayudando a escribir las más brillantes páginas de la historia del equipo coruñés. Desde hace dos de nuevo juega en casa y la afición canaria, desde las gradas, se lo agradece jornada tras jornada.
Hoy confiesa –con esa sonrisa que le ha caracterizado siempre– que todos sus sueños se han hecho realidad. A sus 39 años, la Unión Deportiva Las Palmas y el club de fútbol que tiene con sus hermanos en su barrio de toda la vida, al sur de Gran Canaria, son sus proyectos profesionales y personales más inmediatos. Luego “Dios dirá” señala Juan Carlos Valerón, siempre apasionado por vivir y sacar el máximo jugo al presente.
Sobre las bondades del deporte escribió Juan Verde, otro de nuestros máximos exponentes de marca personal en Canarias, en su libro Soñar es Poder asegurando que es “una mina de pasión, solo hay que explorarla para que salga al exterior todo lo que ella encierra y vigorice tu capacidad de reacción ante las circunstancias de la vida. La actividad física tiene muchas ventajas y una de ellas es que empuja nuestros límites, haciéndonos ver que podemos alcanzar siempre lo que nos propongamos, solo con intentarlo una vez y otra, hasta conseguir nuestros propósitos. Otra virtud del deporte es que logra reunir bajo una misma pasión a todo un grupo unánime. No resta sino que suma voluntades personales en beneficio de una voluntad común. […] Como sucede en el fútbol europeo, para meter un gol no basta con que los delanteros den lo mejor de sí mismos. También los defensas deben asegurarse de cumplir a rajatabla su misión, lo mismo que el portero, e incluso el árbitro. Y es que el equipo no es una masa compuesta por individualidades indiferenciadas, todo lo contrario. En cualquier deporte cada jugador tiene sus fortalezas y debilidades, y dependerá de ellos, del entrenador y de los otros compañeros, que lo fuerte destaque siempre y las debilidades no afecten al buen funcionamiento del grupo”.
Juan Carlos Valerón, nuestro mago de Arguineguín, refleja a la perfección todas estas bondades de la deportividad que acertadamente narra Juan Verde y sabemos que pasará a la historia como uno de los mejores futbolistas españoles de la década de los 90, ejemplo de humildad, temple, clase y maestría sobre el césped. Dicen los entendidos que se trata de uno de esos pocos jugadores capaces de pararel tiempo en cada intervención para deleite del respetable.
Todos los que hemos tenido el privilegio de verle jugar, como local y como visitante, sabemos que no hay estadio de fútbol que no se ponga en pie cada vez que Valerón entra o sale del terreno de juego. Privilegio y satisfacción es lo que siente nuestro jugador más admirado, que siempre se muestra equilibrado e intenta interiorizar las emociones y normalizar la profesión futbolística, alejándose del boom mediático que vivimos estos últimos años.
Esfuerzo y renuncias son las palabras que más se repiten en la senda del deportista de élite según Juan Carlos. En su caso, estar tantas temporadas lejos de casa le ha impedido por ejemplo ver crecer a sus sobrinos. Sin embargo, hoy puede disfrutar más que nunca antes de su familia, contexto éste en el que admite se siente feliz, tranquilo y en plena armonía.
Juan Carlos Valerón es una persona de fuertes convicciones religiosas, cercano y sencillo. que considera que para luchar por un sueño hay que involucrarse al máximo, como desde niño hizo él, “prestando atención a las cualidades que Dios le brinda a cada uno, desarrollándolas, sintiéndote bien contigo mismo, con lo que haces y con los demás. Más allá de la profesión o el trabajo que desempeñes, lo más importante es que uno se sienta bien con lo que hace y que ello sirva para ayudar a los demás”.
Así, nuestro jugador sueña con una sociedad que abogue por ser cada vez mejor. “Que seamos mejores personas y la convivencia también lo sea, ayudándonos unos a otros y mirando por los demás, sobre todo por los que más lo necesitan…” señala, siendo el deporte una herramienta fundamental en la evolución de nuestra sociedad, esa que queremos todos, más colaborativa y solidaria. “Los valores que uno adquiere en el deporte desde pequeñito te ayudan a crecer y ser mejor persona” apostilla.
El tiempo podrá frenar el balón de Valerón pero nunca, jamás, se borrarán de tantos y tantos corazones todos los momentos inolvidables que nuestro querido flaco nos ha brindado, uno de los jugadores más icónicos sin duda de la historia del fútbol español. Su figura trasciende a lo deportivo, su comportamiento, su actitud, su compromiso, su bondad, su fe, son un ejemplo para todos y cada uno de nosotros.
Sus recomendaciones e intereses
Un libro: La Biblia
Una película: Como Dios
Una ciudad: Las Palmas de Gran Canaria
Autor: Carla Peña García
Fecha: Madrid, a 8 de enero de 2015
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