Son tiempos más que nunca, de ser capaz de ser singular, diferenciador, como valor y esencia personal y corporativa. Las grandes empresas, las PYMES, y las organizaciones son conscientes de que ya no basta con estampar el logo institucional a un obsequio, sino de aportar mucha creatividad para sorprender a tus clientes desde la Cortesía Empresarial y la Inteligencia Social.

Comenzaré diciendo que hay sólo un detalle de la navidad que no me agrada, que me entristece, que me agobia, que me supera: el derroche e imputo de la compra, el sumergirnos en una sociedad exquisitamente consumista, donde lo material supera al se humano… Invito a la reflexión del obsequio desde la cortesía, la cercanía, lo mágico del hecho sorpresa, es un momento para eso, a veces con poco y buen hacer, logramos mucho más.    

Las reglas de la cortesía señalan que el regalo no debe incomodar a quien lo recibe. Lo primero que debe buscar la empresa es evitar ofender a la persona a la que se va a obsequiar, con lo que es fundamental siempre conocer gustos y preferencias a quien se obsequia. Regalar por regalar sin tener en cuenta ciertos criterios es un buen consejo para comenzar.    

El regalo trasmite  mucho de la persona que lo realiza, es casi una tarjeta de visita. Para las empresas, los regalos han visto desplazada su misión publicitaria por la de reforzar la imagen de marca y su política corporativa.  Los regalos de empresa no sólo tienen por qué ir dirigidos a clientes o proveedores. Los empleados también deben recibir las atenciones de la compañía en la que trabajan. A la hora de hacer negocios en el extranjero hay que recordar que cada país tiene su costumbre, pero que en la mayoría un detalle se agradece.

En los regalos hay que saber recibirlos y saber obsequiarlos, esta es la norma.  El intercambio de regalos es un abanico de relación y comunicación entre las personas. Puede ser hecho con más o menos gusto, de precio moderado o desorbitado, pero si lo que prima es la sinceridad es lo que cuenta.

Si tenemos un estado financiero bueno, no estemos calculando constantemente el coste del obsequio, no hay que ser tacaño y avaricioso. Si contamos con los gustos de la persona que lo recibirá, la manera de obsequiar será suficiente para que responda a un testimonio de amistad. Se pueden ofrecer sin necesidad de esperar fechas señaladas: aniversarios, fiestas de navidad, bodas o recepciones familiares.

Cuando regalamos para responder a la invitación para una comida es preferible flores, bombones, licores o un buen libro del gusto de quien lo recibe. Siempre hemos de pensar en los gustos personales, preferencias, hobbies y aficiones. Cuidar de no obsequiar regalos que supongan cuidados y responsabilidades, como animales. Pero si se que ésta persona puede cuidarlo, tiene espacio, y se que es el gusto del otro, lo haré. Por favor, me gustan los animales, pero no me agradan los gatos, por ¡¡¡alergias!!!

El regalo también puede ser útil. Las empresas tienen que valorar si el destinatario lo va a usar y si lo va a apreciar. Ayuda, como es lógico, conocer el perfil del destinatario. Una tendencia que se traduce en regalos cada vez más personalizados, no pensando tanto en la empresa que los hace sino en la persona que los recibe. Todo este proceso requiere mucha interacción con las empresas especializadas, donde a la hora de pensar, diseñar la estrategia, se busca hacerlo de forma que resulte lo más personal posible.

Será importante que pensemos en cómo y de qué manera podemos agradar y sorprender a quien queremos obsequiar. Como decíamos antes son  tiempos en la que la  cortesía empresarial es un valor que distingue a la empresa u organización, muchas veces contratamos a alguien que realice esta función y si no es así, ¿estamos dispuestos a entrenarnos en el arte del obsequio?  Seguiremos profundizando en todo ello.